lunes, 10 de noviembre de 2014

Castillos de arena


"Érase una vez unos niños que jugaban junto al río construyendo castillos de arena. Cada uno de ellos defendía el suyo diciendo: "¡Éste es el mío!". Mantenían sus castillos separados y no admitían ninguna duda sobre la propiedad de cada una de las fortificaciones.

Cuando todos los castillos estuvieron terminados, uno de los niños comenzó a patear el castillo de otro hasta destruirlo totalmente. El niño al que pertenecía el castillo destruido se enfadó tanto que agarró por el pelo al agresor y, mientras le daba puñetazos, gritaba: "Ha destrozado mi castillo!
¡Ha destrozado mi castillo! ¡Venid todos! ¡Ayudadme a darle su merecido!".
Y todos acudieron en su ayuda.
Primero golpearon al niño con un palo y después le derribaron y le molieron a golpes.

Una vez finalizado el episodio, todos ellos volvieron a jugar con sus castillos. Cada uno decía: "¡Éste es mío y solamente mío! ¡Apartaos! ¡No toquéis mi castillo!..."

Pero cayó la tarde y comenzó a oscurecer, y pensaron que era hora de volver a casa. Entonces, no sólo dejó de preocuparles lo que pudiera sucederles a sus castillos sino que, incluso, disfrutaban destruyéndolos; mientras uno de los niños destruía el suyo a patadas el otro aplastaba el suyo con las manos. Cuando terminaron, se dieron media vuelta y cada uno de ellos tomó el camino hacia su casa."

Del libro "Enseñanzas Escogidas de Buda", de Jack Kornfield.
Extraido de http://reflexionesdeunaestudiantebudista.blogspot.com.es/

Vivimos, construyendo "nuestro propio castillo de arena", defendiéndolo como si fuera nuestro.
Nos crispamos, nos peleamos, agredimos... 
Olvidamos que vinimos al mundo a jugar, a ser felices, a crecer, conscientes de que todo es temporal. Y es que cuando llegue el atardecer, deberemos volver al lugar de donde vinimos, nuestro verdadero hogar.

domingo, 12 de octubre de 2014

El Principito... o lo absurdo de los hombres


- ¡Buenos días!, dijo el principito.

- ¡Buenos días!, respondió el comerciante.

Era un comerciante de píldoras perfeccionadas que quitan la sed. Se toma una por semana y ya no se sienten ganas de beber.

- ¿Por qué vendes eso?, preguntó el principito.

- Porque con esto se economiza mucho tiempo. Según el cálculo hecho por los expertos, se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.

- ¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?

- Lo que cada uno quiere...

"Si yo dispusiera de cincuenta y tres minutos (pensó el principito), caminaría suavemente hacia una fuente..."


"El principito"
Antoine De Saint-Exupery

                                                                                                     ... me encanta!!                  

sábado, 27 de septiembre de 2014

Caperucita roja


Una joyita que encontramos hace un tiempo en una librería de Valencia. "Lo que no vio Caperucita roja" de Mar Ferrero (Ed. Edelvives). Es el archiconocido cuento de la dulce Caperucita Roja y el vilipendiado Lobo Feroz, pero visto desde otros puntos de vista. La misma historia de siempre pero contada por Caperucita, por el lobo, por los animales del bosque y por la abuelita.
 El resultado: cómo en la vida misma, las cosas nunca son cómo parecen. Para tener un concepto real sobre algo, hay que observar el asunto desde todos los lados posibles, si no, tendremos siempre una visión limitada de cualquier cosa. A mi hija Lucía le encanta... y a mí también.


miércoles, 18 de junio de 2014

Montaña rusa


Cómo somos!!!...
...pasamos de la felicidad al sufrimiento, del cielo al infierno en un abrir y cerrar los ojos. Hace apenas unas horas nos íbamos a comer a cualquier rival que se nos pusiera por delante y unas pocas horas después, el pesimismo nos empuja de la nube para sepultarnos en lo más profundo de los abismos. Horas antes: "España!!!", "un super equipo!!!!, 90 minutos después: "la vergüenza nacional!!!", buscando de entre aquellos héroes nacionales a los responsables de nuestra amargura.
Es como la vida misma... Nuestro ánimo en la estratosfera e instantes después en el subsuelo para volver de nuevo a subir y bajar tantas veces como sea necesario, a merced de los impulsos externos que lleguen hasta nosotros.

Y no aprendemos... no aprendemos...
Somos como veletas... nos dejamos llevar.
No hay 'camino medio' en nuestras vidas, y nuestro ánimo es una auténtica montaña rusa.


martes, 28 de enero de 2014

¿Podría existir este universo sin ti?




¿Podría existir un animal sin los animales que lo han generado y sin todos los animales que lo han precedido en la evolución?
¿Podría existir animales sin las plantas que los han alimentado?
¿Podría existir las plantas sin el agua y el sol?
¿Podría existir nuestro planeta y nuestro sol sin el resto del universo?

y ... ¿Podría existir este universo sin ti?

Existimos porque anteriormente a nosotros se han tenido que dar una serie de causas y condiciones para que seamos tal como nos vemos. Que tú seas así como eres, no es mérito tuyo, sino más bien de todo lo que ocurrió antes de ti.

Tú eres así porque el universo fue así, y si fueras de otro modo, sería porque el universo también es de otro modo (tú eres su resultado). Podemos decir entonces que este universo es como es, ya que nosotros somos así, por lo tanto este universo (tal como es) no podría existir sin nosotros (tal como somos), o en cualquier caso, no sería este universo, sería otro muy diferente.

Tú eres necesario
o necesaria para la existencia de este universo, igual que este es necesario para tu existencia. Todo está conectado.
Nada puede existir de un modo independientemente, debido a que cada cosa está ligada a todo lo demás. No hay nada que pueda existir por sí solo sin el resto que le rodea.
En el budismo se dice que el Todo está contenido en el Uno, y el Uno está contenido en el Todo, así es la ley de la interdependencia.

La próxima vez que levantes la vista y mires las estrellas, piensa que todo está ahí porque tú estás aquí.