miércoles, 14 de abril de 2010

Ojos dactilares

Es realmente una delicia con la llegada de la noche, meterme en la cama, apagar la luz y coger aquel libro "distinto a los otros" que hay en mi mesilla. Totalmente a oscuras y con el suave murmullo de mis dedos rozando el papel, deslizo con delicadeza mis yemas sobre sus páginas. Me gusta sentir cada rugosidad, cada punto, cada espacio e ir descubriendo poco a poco, roce a roce lo que hay detrás de cada símbolo...

... voy muy despacio, lento... muy lento, volviendo de adelante hacia atrás, de atrás hacia adelante, con ansia, con la satisfacción triunfal de ir descifrando cada vez con menos dificultad el misterio que esconden sus signos. ¡Es un mundo tan nuevo y apasionante para mí que no soy ciego...!

Les invito de corazón a que se detengan, cierren los ojos y descubran este momento mágico. Que se pongan por unos instantes en la piel de un invidente y experimenten sus sensaciones y comprendan sus dificultades.

He descubierto que el Braille es sencillo, es fácil... es hermoso.

...He descubierto que el Braille engancha.

sábado, 3 de abril de 2010

El final


"No hay lugar en la tierra donde la muerte no pueda encontrarnos, por mucho que volvamos constantemente la cabeza en todas direcciones como si nos halláramos en una tierra extraña y sospechosa. [...] Si hubiese alguna manera de resguardarse de los golpes de la muerte, no soy yo aquel que no lo haría. [...] Pero es una locura pensar que se pueda conseguir eso. [...]

Los hombres vienen y van, trotan y danzan y de la muerte ni una palabra. Todo muy bien. Sin embargo cuando llega la muerte, (a ellos, a sus esposas, sus hijos, sus amigos), y los sorprende desprevenidos, ¡qué tormentas de pasión no los abruman entonces, qué llantos, qué furor, qué desesperación! [...]

Para empezar a privar a la muerte de su mayor ventaja sobre nosotros, adoptemos una actitud del todo opuesta a la común; privemos a la muerte de su extrañeza, frecuentémosla, acostumbrémonos a ella; no tengamos nada más presente en nuestros pensamientos que la muerte. [...] No sabemos donde nos espera la muerte: así pues, esperémosla en todas partes. Practicar la muerte es practicar la libertad. El hombre que ha aprendido a morir ha desaprendido a ser esclavo"

Montaigne


"El nacimiento de un hombre es el nacimiento de su pena. Cuanto más vive, más estúpido se vuelve, porque su ansia por evitar la muerte inevitable se agudiza cada vez más. ¡Qué amargura! ¡Vive por lo que está siempre fuera de su alcance! Su sed de sobrevivir en el futuro le impide vivir en el presente."

Chuang Tzu