miércoles, 18 de marzo de 2009

Yo también fui Beckham



 Yo en su día también fuí un forofo del fútbol. Me sabía las estadísticas de mi equipo, podía recitar de memoria sin apenas respirar los años de las ligas y copas ganadas. Era incluso capaz de recordar quien había marcado en la historia el gol 500, 1000, 1500...

Aquellos días de cromos, fútbol y discusión entre amigos pegado a la pantalla los recuerdo como si fueran hoy. Todo aquello fue antes de crecer, antes de darme cuenta de como funcionan las cosas.

Estrellitas soberbias que ganan en poco tiempo tanto como si fueran a vivir 500 años, clubes que amasan tanto dinero que serían capaces de apagar el hambre y la sed de cientos de miles de personas, multinacionales de marcas deportivas que montan sus fábricas en paises donde se continúan violando derechos al pagar a sus trabajadores sueldos miserables obligándoles a hacer horarios excesivos.

Es fácil pensar que yo, con el simple acto de comprar un partido, una camiseta o cualquier otro producto de Merchandising de mi equipo no estoy haciendo daño a nadie, pero estoy muy equivocado, toda acción tiene una consecuencia, y mi decisión genera un acto en cadena que hace que mi dinero contribuya a que miles de personas continúen sufriendo y unos pocos engorden sus enormes bolsillos.

Es el mundo de la doble moral permitida por todos, con partidos televisados contra la pobreza en los que participan jugadores millonarios, equipados con marcas responsables de mucho que lavan su conciencia y dan un mal ejemplo de nada.

Participar de todo ello significa ser responsable indirecto de todo cuanto lo rodea. Hay que ser consecuente, estamos en un momento en el que hay que actuar y decir bien alto ¡Basta ya!, ¡No en mi nombre!. Esta decisión seguramente signifique reeducarnos y renunciar a ciertos caprichos y costumbres que hemos adquirido con los años. Estamos en un mundo injusto con muchísima desigualdad, pero tiene solución y está en nuestras manos, en las tuyas, en las mías, en las de todos.

Si queremos cambiarlo podemos empezar hoy mismo, con pequeñas cosas del día a día podemos hacer mucho. Solo es necesario ser conscientes y desde luego caminar, ten por seguro que nadie de ahí arriba va a dar el primer paso por nosotros. También podemos mirar a otro lado, seguir con nuestra vida, criticar todo en voz alta y rezar en silencio para que un día no cambien las tornas y seas tú el que esté abajo.

... mientras tanto, cada lunes, con la resaca de los partidos del fin de semana, en la calle se oyen enfados y burlas de unos y otros... atacando y defendiéndose con ardor por una jornada liguera ya consumida... yo mientras... respiro, sonrío y pienso... "no malgastaré ni una pizca de mi voz en tratar de defenderme."

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