
Desde que iniciamos la evolución psíquica que hizo del pensar nuestra principal actividad perceptiva, nuestro "Yo", es decir, la imagen que tenemos de nosotros mismos, ha rebasado los límites naturales de nuestro cuerpo. Nuestro "Yo" se ha extendido a nuestras posesiones materiales, afectivas y sociales.
Hoy no nos identificamos exclusivamente con nuestro cuerpo, sino también con nuestra casa, nuestro coche, nuestra tele, nuestra cuenta del banco, nuestros padres, amigos, pareja, nuestra profesión, nuestro prestigio, nuestro rol social.
Cuando perdemos o se altera alguna de estas "extensiones", nos provoca una profundo sufrimiento que se multiplica conforme aumenta el número de objetos con los que nos identificamos. Todo esto nos ha ido alejando poco a poco de la realidad, es decir, nos ha alejado de la natural conciencia del yo con el cuerpo.
De vez en cuando nos viene bien recordar algunas verdades que aunque tremendamente obvias, hemos llegado a olvidar a lo largo del tiempo.
LO QUE ES, ES.
La realidad no es como a mí me convendría que fuera.
No es como debería ser.
No es como me dijeron que iba a ser.
No es como fue.
No es como será mañana.
La realidad de mi afuera es como es.
YO SOY QUIEN SOY.
Yo no soy quien quisiera ser.
No soy el que debería ser.
No soy el que los demás quieren que sea.
Ni si quiera soy el que fui.
Yo soy quien soy
TÚ... ERES QUIEN ERES.
Tu no eres quien yo necesito que seas.
Tú no eres el que fuiste.
Tú no eres como a mí me conviene.
Tú no eres como yo quiero.
Tú eres como eres.
Jorge Bucay-Cuentos para pensar/Giulio C.Giacobbe-Como convertirse en buda en cinco semanas