Es realmente una delicia con la llegada de la noche, meterme en la cama, apagar la luz y coger aquel libro "distinto a los otros" que hay en mi mesilla. Totalmente a oscuras y con el suave murmullo de mis dedos rozando el papel, deslizo con delicadeza mis yemas sobre sus páginas. Me gusta sentir cada rugosidad, cada punto, cada espacio e ir descubriendo poco a poco, roce a roce lo que hay detrás de cada símbolo...... voy muy despacio, lento... muy lento, volviendo de adelante hacia atrás, de atrás hacia adelante, con ansia, con la satisfacción triunfal de ir descifrando cada vez con menos dificultad el misterio que esconden sus signos. ¡Es un mundo tan nuevo y apasionante para mí que no soy ciego...!
Les invito de corazón a que se detengan, cierren los ojos y descubran este momento mágico. Que se pongan por unos instantes en la piel de un invidente y experimenten sus sensaciones y comprendan sus dificultades.
He descubierto que el Braille es sencillo, es fácil... es hermoso.
...He descubierto que el Braille engancha.
