lunes, 25 de enero de 2010

Nada es para siempre


Todo fenómeno y forma, incluida nuestra carne, nuestros huesos, nuestras emociones y nuestras percepciones están compuestos por distintos tipos de elementos; así es como los clavos y la madera se convierten en una mesa o el agua y las hojas en un delicioso té.

Es importante entender que el producto final formado por la suma de los elementos, no posee una existencia independiente de las partes que lo componen; creer por tanto que algo puede ser autónomo y no depender de nada o de nadie, es creer en una ilusión.

Sin papel no hay libro; sin agua no hay hielo y sin comienzo no hay final. La existencia de cada uno de esos factores depende de la existencia del otro. Esta interdependencia es la que explica que el cambio de un determinado componente -como la pata de una mesa, por ejemplo- repercuta en la totalidad del conjunto y ponga seriamente en cuestión su estabilidad. No es posible, por más que lo creamos, controlar los cambios, debido a la existencia de innumerables influencias de las que no somos conscientes; y esa interdependencia supone la desintegración de todo el conjunto. Cada cambio entraña algún elemento de muerte; y el día de hoy evidencia la muerte del ayer.

...Todas las cosas compuestas son impermanentes.

No hay en la creación (ni en el plano físico, ni en el imaginario, incluida nuestra mente) absolutamente nada que exista de manera independiente, permanente y pura. Todo lo que existe depende de la existencia de alguna otra cosa, por tanto podemos decir que no hay nada en el mundo que perdure para siempre. Las cosas pueden durar durante esta existencia o incluso durante la próxima generación, pero acaban desvaneciéndose mucho antes de lo que suponemos.

El cambio es natural e inevitable, por tanto no hay modo alguno de evitarlo. Convendrá recordar todo esto cuando nos sintamos desbordados por alguna situación personal. En ese caso nos ayudará saber que más pronto o más tarde, desaparecerán las causas que provocan esta situación, y con ellas se desvanecerá también nuestra desesperación. Todo está sujeto al cambio.

Si recordamos el cambio y la impermanencia de causas y condiciones tanto positivas como negativas, podremos usarlas en nuestro propio beneficio. No olvidemos que la riqueza, la salud, la paz, la alegría o la fama son tan impermanentes como sus opuestos.

12 comentarios:

Sonia dijo...

Pues precisamente eso es lo que me produce ansiedad, el pensar que nada es para siempre, el ver a mis padres ya mayores y con sus achaques, y pensar que un día ya no estarán. Mis padres me tuvieron mayores y la certeza de que "nada es para siempre" es algo con lo que llevo tiempo cargando. Hay cosas que me gustaría que no cambiasen nunca...

Y es que ese "nada es para siempre" está muy bien cuando te ocurre algo malo, el pensar que tarde o temprano acabará. Pero para lo opuesto a mí me produce miedo y ansiedad...

Besos.

Fael·lo dijo...

Hola Sofía!!
Ese sentimiento de agobio es natural y lo sentimos todos. Pero hay que ser realistas y ver las cosas de una forma "real" y no de una forma desvirtuada como nos lo hace ver nuestra mente.
Nos guste o no vivimos en un mundo impermanente y nada absolutamente nada va a durar siempre. Si no lo comprendemos cuanto antes seguiremos sufriendo una y otra vez. Y comprender significa asumirlo y tenerlo presente siempre como algo más de nuestra vida. Es un paso más que todos daremos un día u otro. Cegarse y ver las cosas "como me gustarían que fuese" es vivir en algo irreal y en consecuencia avivar nuestro sufrimiento.

Sofía, te comprendo perfectamente!

Un abrazo muy fuerte y gracias por pasarte

Un beso

JAVIER AKERMAN dijo...

Comprender esto nos aleja del sufrimiento, del "yo" ilusorio y de la ignorancia. Nos acercaremos para comprender la vacuidad.
Un fuerte abrazo, Fael-lo.

Fael·lo dijo...

Hola Javier!
Tienes razón, ahí reside uno de los secretos para la erradicación de nuestro sufrimiento.

Un saludo y gracias

Andrea dijo...

La impermanencia es un tema fascinante, cuando logras entenderlo. Aplicarlo es un proceso de mucha practica y atención. Y poco a poco se abren muchos caminos!

Un Fuerte Abrazo!

Soñadora dijo...

Fael-lo, todo en la vida tiene un ciclo y un tiempo, y si lo comprendemos y lo aceptamos así, podemos vivir con paz....
"Hay un tiempo para todo y un momento bajo el cielo para cada cosa....."
Besitos,

merce dijo...

Así es, a cada segundo, todo cambia, ya no es lo mismo.
Aquí estamos aprendiendo en esta maravillosa oprtunidad de vida.
Muy interesante tu texto.

Vengo a traves de Budismo Tibetano, uno de los blogs de Javier Akerman, con tu permiso volveré.


Un beso Fael-lo

Fael·lo dijo...

Hola Andrea!
La impermanencia lo es todo, si no logramos absorberlo y aplicarlo a nuestra vida diaria. Caminaremos con dolor y sin llegar a comprender la base de todo.

Un abrazo y gracias

Fael·lo dijo...

Hola Soñadora!
Que gusto verte por aquí...
Tienes toda la razón, si lo comprendemos, sabremos el funcionamiento de todo.

Un beso grande

Fael·lo dijo...

Hola Merce!!
Es cierto, cada momento es único e irrepetible, y como tal hay que vivirlo. El problema es que en demasiadas ocasiones lo olvidamos.
Me alegra que visites el blog de Javier Akerman, a mi me tiene maravillado con todas las entradas.

Un abrazo y encantado de que te pases por aquí. Tienes las puertas abiertas.

Saludos

JAVIER AKERMAN dijo...

Feliz fin de semana, querido Fael-lo.
Un abrazo.

Fael·lo dijo...

Hola Javier!!
Espero impaciente el post del domingo
... muchas gracias por todo.

Un abrazo